miércoles, 9 de noviembre de 2016

N° 89 - Sangueo para el regreso


Sangueo: Es una fiesta que se consagra en el mes de junio en honor San Juan. En algunas regiones del país se mantiene la tradición de realizar oficios religiosos. Durante la media noche del día 23 se realiza el velorio a San Juan con altares adornados donde se encuentra la imagen, se canta y se baila al ritmo del tambor sangueado sobre la cabeza o brazos de su guardián; el día 24 sale de la casa donde se le tiene guardado y acompañado por sus seguidores hasta la iglesia, al concluir la misa que se celebra en su honor se inicia el repique de tambores. Esa manifestación religiosa folclórica se lleva a cabo el 24 de junio, el mismo día que se celebra la Batalla de Carabobo en Venezuela, batalla que sella la independencia en 1821 la cual es conducida por el genio de América Simón Bolívar. Alí espera el regreso del Libertador como muchas regiones esperan todos los años la llegada de San Juan, y lo hacen con esa manifestación popular del Sangueo.
Para Alí Primera “el pueblo es sabio y paciente”, es un decir del mismo pueblo. La degeneración de las ideas de Bolívar le hace evocar un regreso del Libertador. Así como la esperanza que tienen los cristianos en que Jesucristo [1] regresará para castigar a los pecadores, Bolívar regresará para castigar con su espada a los malos patriotas; sin embargo traerá cariño debajo de la gualdrapa de su caballo, y sembrará nuevamente la patria para volverla aquerer contra aquellos que la han dejado de amar. 

  Jesús de Nazaret: También conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, es la figura central del Cristianismo y una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Fue un predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en las regiones de Galilea y Judea y fue crucificado en Jerusalén en torno al año 30, bajo el gobierno de Poncio Pilato. Para la mayoría de las denominaciones cristianas es el Hijo de Dios y, por extensión, la encarnación de Dios mismo. Su importancia estriba asimismo en la creencia de que con su muerte, y posterior resurrección, redimió al género humano. El judaísmo niega su divinidad, que es incompatible con su concepción de Dios. En el Islam, donde se lo conoce como Isa, es considerado uno de los profetas más importantes.

El nacimiento e infancia de Jesús proceden de los evangelios de Mateo y de Lucas, no hay relatos de este tipo en los evangelios de Marcos y Juan. Las narraciones de Mateo y Lucas difieren entre sí: según Mateo, María y su esposo, José, viven en Belén; María queda inesperadamente embarazada y José resuelve repudiarla, pero un ángel le anuncia en sueños que el embarazo de María es obra del Espíritu Santo y profetiza, con palabras del profeta Isaías que su hijo será el Mesías que esperan los judíos.
Unos magos de Oriente llegan a Jerusalén preguntando por el rey de los judíos que acaba de nacer, con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella, llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visita a José y le advierte de la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto y permanece allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le presenta por tercera vez). Entonces, José se instala con su familia en Nazaret, en Galilea.
En el Evangelio de Lucas, María y José viven en la ciudad galilea de Nazaret. La historia de la concepción de Jesús se entrelaza aquí con la de Juan el Bautista ya que en este Evangelio María e Isabel, madre del Bautista, son parientes y el nacimiento de Jesús es notificado a María por el ángel Gabriel (lo que se conoce como Anunciación). El emperador Augusto ordena un censo en el cual cada uno debe empadronarse en su lugar de nacimiento y José debe viajar a Belén, por ser originario de este lugar. Jesús nace en Belén mientras se encuentran de viaje y es adorado por pastores. 
 
La llegada de Jesús fue profetizada por Juan el Bautista (su primo, según el Evangelio de Lucas, por quien Jesús fue bautizado en el río Jordán). Acompañado por sus seguidores, Jesús recorrió las regiones de Galilea y Judea predicando el evangelio y realizando numerosos milagros. El orden de los hechos y dichos de Jesús varía según los diferentes relatos evangélicos. Tampoco se indica cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, aunque el Evangelio de Juan menciona que Jesús celebró la fiesta anual de la Pascua judía en Jerusalén en tres ocasiones.

Gran parte de los hechos de la vida pública de Jesús, narrados en los Evangelios, tienen como escenario la zona septentrional de Galilea, en las cercanías del mar de Tiberíades, o lago de Genesaret, especialmente la ciudad de Cafarnaúm, pero también otras como Corozaín o Betsaida. También visitó, en el sur de la región, localidades como Caná o Naín, y la aldea en la que se había criado, Nazaret, donde fue recibido con hostilidad por sus antiguos convecinos. Su predicación se extendió también a Judea (según el Evangelio de Juan, visitó Jerusalén en tres ocasiones desde el comienzo de su vida pública) y estuvo en Jericó y Betania.

Escogió a sus principales seguidores (llamados en los Evangelios “Apóstoles”), en número de doce, de entre el pueblo de Galilea. En los Sinópticos se menciona la lista siguiente: Simón, llamado Pedro y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el Publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Zelote y Judas Iscariote. Predicó tanto en sinagogas como al aire libre, y las muchedumbres se congregaban para escuchar sus palabras. Entre sus discursos, destaca el llamado Sermón de la montaña.

Utilizó a menudo parábolas para explicar a sus seguidores el reino de Dios. Las parábolas de Jesús son breves relatos cuyo contenido es enigmático (a menudo han de ser después explicadas por Jesús). Entre las más conocidas están la parábola del sembrador, cuyo significado explica Jesús a continuación; la de la semilla que crece; la del grano de mostaza; la de la cizaña; la de la oveja perdida; la del siervo despiadado; la de los obreros enviados a la viña; la de los dos hijos; la de los viñadores homicidas; la de los invitados a la boda; la de las diez vírgenes; la de los talentos. Dos de las más conocidas aparecen solo en el Evangelio de Lucas: se trata de las parábolas del samaritano y del hijo pródigo. En las parábolas, utiliza Jesús frecuentemente imágenes relacionadas con la vida campesina.

Mantuvo controversias con miembros de algunas de las más importantes sectas religiosas del judaísmo, y muy especialmente con los fariseos, a quienes acusó de hipocresía y de no cuidar lo más importante de la Torá: la justicia, la compasión y la lealtad.

Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo sacerdote Caifás (según el Evangelio de Juan, fue llevado primero a casa de Anás, suegro de Caifás). Allí fue juzgado ante el Sanedrín y estos escarnecieron cruelmente a Jesús. Este fue llevado ante Poncio Pilato, el procurador romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás y que Jesús fuese crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su inocencia de la muerte de Jesús. 
Jesús fue azotado, lo vistieron con un manto rojo, le pusieron en la cabeza una corona de espinas y una caña en su mano derecha. Los soldados romanos se burlaban de él diciendo: “Salud, rey de los judíos”. Fue obligado a cargar la cruz en la que iba a ser crucificado hasta un lugar llamado Gólgota, que significa, en arameo, “lugar del cráneo”. Tras crucificarlo, los soldados se repartieron sus vestiduras. En la cruz, sobre su cabeza, pusieron un cartel en arameo, griego y latín con el motivo de su condena: “Este es Jesús, el Rey de los judíos”, que a menudo en pinturas se abrevia INRI (Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, literalmente “Jesús de Nazaret, Rey de los judíos”). Fue crucificado entre dos ladrones.

Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó: Elí, Elí, lemá sabactani, que según los Evangelios de Mateo y Marcos en arameo significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Las palabras finales de Jesús difieren en los otros dos evangelios, también hay diferencia entre los Evangelios en cuanto a qué discípulos de Jesús estuvieron presentes en su crucifixión: en Mateo y Marcos, son varias de las mujeres seguidoras de Jesús; en el Evangelio de Juan se menciona también a la madre de Jesús y al discípulo a quien amaba (según la tradición cristiana, se trataría del apóstol Juan, aunque en el texto del Evangelio no se menciona su nombre).


Que el pueblo es sabio y paciente
es el decir de los viejos
que al cantar de guacharaca
saben calcular el tiempo

Dicen que viene la hora
mira para ponernos contentos
se fue Bolívar ayer
pero hoy viene de regreso
Vámonos pa allá vamos a su encuentro

Si Jesucristo sacó
los mercaderes del templo
Bolívar también volvió a liberar a su pueblo

Dicen que viene a caballo
pero trae en la gualdrapa
un arsenal de cariño
para sembrar en la patria
la patria es una mujer
y el regresó para amarla
contra los que se desvelan
tan solo por disfrutarla
y en vez de darle caricias lo que hacen es manosearla 

 Letra completa: Sangueo para el regreso 

Escuche: Sangueo para el regreso 


[1] Este pasaje donde Jesús vendrá a castigar a los pecadores lo podemos encontrar en la Biblia en: Mateo 21, 19; en Marcos 11, 15; Lucas 19, 45 y Juan 2, 13.

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